lunes, 27 de junio de 2011

Desde Bogotá viendo a Monserrate y Guadalupe

Una vista añorada de los días de sol

Esta vista es aproximadamente desde la Carrera Séptima entre Calles 18 y  19

Empieza el atardacer y los colores a cambiar

El naranja cubre a los edificios y a los cerros y el sol que nace en Monserrate,
desde el otro de la ciudad, en el otro extremo le dice hasta mañana a Monserrate y Guadalupe

Ya el manto negro de la noche llega, Monserrate y Guadalupe acompañados
por la luna lunera, la luna llena

Monserrate: 2600 metros más cerca de las estrellas


Hay una canción tradicional: Los cucaracheros que dice: el que a Bogotá no ha ido con su novia a Monserrate, el que a Bogotá no ha ido con su novia a Monserrate no sabe lo que es canela ni tamal con chocolate... este estribillo es lo más real que se puede decir sobre Bogotá, el que no ha ido a Monserrate es como si no hubiera estado en Bogotá.

Desde pequeña he escuchado tantas historias sobre ir a Monserrate, si los novios van a Monserrate es peleadera segura, sólo que si se convienen se casan y si no pues no hay casorio. Otros dicen que en Monserrate se salan los noviazgos.

Una tía mía fue con él que hoy es su esposo y se casaron, lo mismo una compañera de la universidad, en cambio yo fui con mi ex y que peleas tan tenaces, es cierto, cada uno tomó su camino y ni más, y la vida me ha mostrado que no me convenía y que Monserrate tenía razón..

La primera vez que fui a Monserrate, fui con una amiga y bueno salí de pelea con ella, no sé si Monserrate tiene también efectos con los amigos!!!

En fin he ido muchísimas veces con mi familia y amigos y ahí nos seguimos hablando y viendo las caras.

Lo cierto es que uno sube a Monserrate a visitar al Señor Caído y de paso respira aire puro y observa la ciudad desde este hermoso y privilegiado mirador, se ve esta enorme metrópoli desde diferentes puntos, cada vez más grande y expandiéndose, lo cierto es que a veces se ve gris, otras veces despejada, otras veces azul, en fin se ve la ciudad de diferentes maneras de día.

Otra cosa es ir de noche a Monserrate, he ido dos veces en navidad es sencillamente espectacular, la decoración navideña del cerro, la Iglesia y ver a Bogotá llena de luces y movimiento es algo que la verdad vale la pena ir.

Uno a Monserrate puede ir caminando, lo que han hecho la mayoría de los bogotanos, yo que soy una floja para eso de subir montañas, siempre subo en el teleférico o en el funicular.

También a Monserrate se va a galgear, a mí me encanta comer cuajada con bocadillo y tomarme un canelazo o ir almorzar al restaurante Santa Clara para deleitarse con comida típica colombiana y bogotana, el mejor ajiaco de Bogotá, está allá arriba en Monserrate.

También hay un restaurante de comida internacional el San Isidro, si queremos sentirnos comiendo en Europa estando en Bogotá, ir al San Isidro es una buena opción para disfrutar de una comida exquisita y deliciosa viendo a nuestra querida Bogotá.

Quiero ir de nuevo a Monserrate espero que los señores dueños de lo ajeno, esas malas personas que van a robarse las cosas de la gente y sobre todo la tranquilidad, respeten este lugar que es un santuario, un lugar que le ofrece a la gente de Colombia y a los extranjeros una experiencia amable y de paz, Monserrate es un lugar que todos los días a todas horas le ofrece a los extranjero una imagen positiva, verde y urbana de Bogotá y es algo que desmonta esa mala imagen que tenemos los colombianos en el exterior.

Bogotá: sus graffitis II

Histeria de color

Nuestras raíces: también soy india, por nuestras venas corre sangre indígena

La Virgen o la Señora como decían los niños de Lourdes: llorando

Más arte urbano

El metro de Bogotá soñado e imaginado por los jóvenes de Bogotá

Bogotá: sus graffitis I

 En los graffitis realizados por jóvenes en los muros de Bogotá hay:
fantasía

 Rebeldía

Color

Creatividad

Imaginación

lunes, 20 de junio de 2011

Vivo en Sevilla


Video de delirium10

Sevilla y el atardecer

La tarde empieza a irse con esta pareja de recién casados que llega y me pregunto: 
¿puede existir algo más romántico que casarse en Sevilla?

 El Río Guadalquivir, la Torre del Oro y el atardecer, uno de mis lugares y vistas favoritas.

 Caminando por el centro de Sevilla...

Encuentro de luces y agua...

 El tranvía y el tren ¿los veremos alguna vez por Bogotá?
Con un buen sistema de transporte, como el de España, Colombia dará un paso firme al desarrollo.

domingo, 19 de junio de 2011

Sevilla de día

La imponente y belllísima Giralda...


 La Judería una calle y un barrio tradicional en Sevilla

La Plaza España

Otra calle de Sevilla

En el Real Alcázar de Sevilla descansando...

Sevilla de noche

El tranvía y el metro, lo que esperamos algún día ver y vivir en Bogotá...

Sevilla y su hermosa y bellísima arquitectura...

El coche de caballo lo más tradicional para pasear la embrujadora Sevilla...

Misteriosa La Giralda... 

 El Arco de la Macarena y la Basílica de la Macarena uno de mis lugares preferidos en Sevilla

sábado, 18 de junio de 2011

¡La fantástica Sevilla!


Pasé unos días en Sevilla espectacular, regresé feliz a Granada.

Sevilla me encantó, tiene un ambiente tropical y fiestero, como las ciudades colombianas de tierra caliente que las atraviesa un río, la gente es muy alegre y divertida, la ciudad es bellisima, imponente, monumental, la catedral es espectacular, si en Granada hay flamenco, en Sevilla las veinticuatro horas, se escuchan las palmas de las manos por todo lado y a todas horas, los hombres de Sevilla son muy guapos y alegres, hasta me dedicaron una canción: que tiene esa colombiana que me vuelve loco jajaja, yendo para La Carbonería, que locura.

Aprendí nuevas cosas, caminé muchísimo, cené al estilo sevillano con gente encantadora, disfruté de una deliciosa comida española con toque colombiano, bailé, me reí (que novedad!), inauguré la primavera en este lugar que lo viví con toda pasión, asombro y fuerza, fue un viaje lleno de peripecias y alegría, me divertí un montón, en Sevilla cumplí dos meses de estar en España, dí gracias a Dios por estar en Sevilla porque una parte de esa alegría que tenemos en Colombia tuvo que salir de allí.

Este viaje fue temerario, me fui a Sevilla en puente, sin saber a donde me iba a quedar, encontré un lugar libre a la medianoche y luego me perdí, ay Dios, ahí aprendí que hay que pedir una tarjeta y preguntar y preguntar, porque mi sentido de la orientación es de efecto super retardado.

El lugar de Sevilla que más me gustó, porque tiene mucho encanto, es entre el Puente de San Telmo y el Puente de Isabel la II (Triana) y el Río Guadalquivir pasando, la obra de Dios en medio de la obra del hombre.

Sevilla es maravillosa, hermosa, musical, histórica y artística, sencillamente fabulosa.

sábado, 4 de junio de 2011

Llorona, porque aunque me cueste... he llorado


Hay una canción que me gusta mucho: La llorona.

Cuando volví a Colombia de Madrid, la primera vez, lloré, lloré en el taxi que me llevaba a Barajas, delante de un extraño, fue un llanto que me vino de bien dentro, de las entrañas, fue intenso por la experiencia dura que significó Madrid, quería volver pronto, pronto a Colombia.

Luego cuando regresé nuevamente a Colombia, ese llanto fue diferente, porque le decía hasta luego a mi nueva familia, a las monjas de la residencia, me hicieron llorar, me dieron un regalo, una sorpresa, a medianoche, unas monjas despidiendo a una colombiana que les revolucionó el corazón. Ellas sacrificaron su sueño para expresarme su cariño, fue un llanto, de puro dentro, de sentimientos encontrados, de tristeza y de alegría, es una realidad mi corazón tiene afectos muy fuertes en dos mundos, dos mundos que no puedo vivir al mismo tiempo. 

En esos meses en España conocí tanta gente, en tantos lugares, fueron encuentros que viví intensamente, comprendí el AQUÍ Y EL AHORA, también comprendí lo que es sentirse ciudadana del mundo, porque se tiene que vivir con todas las fuerzas del alma y del corazón, ese tiempo corto, que es intenso con personas y lugares nuevos, que vienen a formar parte de nuestra vida y que nos brinda un cariño inmenso en tan corto tiempo y vienen a formar parte de esos lazos de afecto y cariño de nuestra vida.

El momento del hasta luego es triste y alegre, para ir a otro lugar, con nuevos encuentros y los seguros reencuentros y dejando huella y llevándose consigo el recuerdo de lo vivido, de la gente y del  lugar.

La única manera de vivir con alegría y sin apegos el llegar, compartir y luego seguir, es la concepción y vivencia del AQUÍ Y EL AHORA.

Y luego he regresado nuevamente a Colombia y lloré por mis inseguridades, me salió nuevamente lo infantil que soy, porque sentí que no compartí lo suficiente con mis afectos, y cuando recordé los momentos que sentí calor de hogar fue cuando estuve con la gente que quiero en Granada y Murcia, lloré porque en la Madrid que ahora me sedujo, hubo muchos momentos donde me sentí sola.

En fin, una de las lecciones maravillosas que me ha regalado el viajar, ha sido aprehender y vivir en toda su extensión el AQUÍ y el AHORA.

Cuando me dedicaron La Llorona, no pude más que sonreír, porque a mí México, lindo y querido, lo siento muy cerca de mí, como parte de mi vida, siento que México ya lo viví. Quiero ir a México, porque siento que ir a México, es como volver a México. Que extraño.

Un poema prestado: En Granada, la luna


En Granada, la luna
enciende temprano
los naranjales
de la Alhambra.
Invisible, Federico
deambula
por las callejuelas de la morería,
y en las cuevas del Sacromonte
los gitanos taconean
sobre el tablao de la noche.
Nosotros, invadidos por
la embriaguez de los viajeros,
también vagamos
insomnes y delirantes
por las orillas del Darro,
ilesos caminamos
entre el fuego de las luciérnagas.

Nora Carbonell