Esta semana he tenido un conflicto con un mal que lamentablemente también sufro... LA IMPUNTUALIDAD.. me he prometido a mí misma, por mí, por mi proyecto de vida personal, académico y profesional llegar puntualmente o antes.
Esta frase de Paulo Coelho es sabia, precisa y concisa, nos habla de los mensajes que le hacemos llegar a las personas con nuestras acciones.
Me volví impuntual en la adolescencia, era super puntual y nadie llegaba a tiempo a nada, a los trabajos, a las tareas, a las celebraciones, a nada... y adoptar este vicio de la impuntualidad me ha afectado en mi vida profesional y personal de una manera negativa, se puede ser muy profesional, tener experiencia, más la impuntualidad le da un mensaje a las otras personas de irrespeto tan grande que lo bonito que se hace con la mano derecha se borra con la mano izquierda como dice el refrán popular.
Esta semana que termina el vicio de la impuntualidad me ha llenado de un malestar enorme por los mensajes de falta de respeto, de poco interés y compromiso que se la ha enviado a las personas que son usuarios de los servicios que ofrecemos donde trabajo.
Con la impuntualidad se le roba lo más valioso a la gente: su tiempo, por la impuntualidad se le roba tiempo a la actividad, es decir se le quita calidad a lo que ofrecemos a las personas, además de la impuntualidad, no se ha respetado la programación, ni el horario y se ha puesto a esperar aún más a las personas y una actividad diurna estuvo a punto de convertirse en una actividad nocturna y en ese momento fue cuando me molesté y me salí de los chiros, porque como es posible que por llegar tarde se pretenda colocar a las personas en una situación de riesgo en un sector peligroso por la impuntualidad y la indisciplina.
Lo que aprendí la semana pasada es que si vamos a dar, a regalar, a ayudar a alguien lo debemos hacer bien, lo que hagamos que sea bien, como dice el cuarto acuerdo hacer lo máximo que se pueda bien y como dice Miguel Ángel Cornejo bien y a tiempo, empezando por ser puntuales, ser impuntuales es hacer las cosas de forma mediocre, y si se van hacer las cosas de forma mediocre lo mejor es no hacerlas, porque citar a las personas a una hora específica y hacerlas esperar, una hora, hora y cuarto, hora y media, dos horas, tres horas, le estamos diciendo a las personas les vamos a dar, les vamos a regalar algo, más como lo que van a recibir "gratis" aguántense la falta de respeto, francamente es que así no son las cosas y lo contrario alargar las cosas sin necesidad, hacer salir tarde a la gente por el placer de colocar a las personas en una situación de riesgo, tampoco me parece.
En fin una actividad que inició mal, terminó mal, inició mal con la impuntualidad, con las personas esperando un montón de tiempo, corriéndose las actividades programadas y para cerrar con broche de oro la falta de respeto: decir que se inicia una actividad a las SEIS DE LA TARDE cuando a las seis de la tarde debía estar finalizando la actividad programada, no empezando.
Esta semana Dios me mostró con actos concretos la importancia de la puntualidad, con la puntualidad se cumple con la actividad en el tiempo programado, al ser puntuales somos respetuosos con las otras personas y con lo que se va hacer, al ser puntuales podemos cumplir con las demás actividades de nuestra vida, por eso se habla de ocho horas de trabajo, ocho horas de lúdica y ocho horas de sueño.
Ser puntuales hace parte del cuidado de nuestra vida, de nuestro trabajo y de nuestro tiempo, el tiempo de los y las demás y nuestro propio tiempo es sagrado, se va y no vuelve.
Tenemos que mantener nuestro cuerpo sano, bien alimentado, de alimentos naturales con sus minerales y vitaminas, comer pan integral de trigo, arroz con cáscara, productos frescos en lugar de envasados y enlatados y frutas y ensaladas crudas todos los días.
Debemos mantener nuestra mente libre de pensamientos y actitudes negativas que tienen el mismo efecto que las sustancias contaminantes en nuestro cuerpo, resolver las diferencias y no permitir que estas se conviertan en resentimiento y hostilidad, observar nuestras reacciones y evitar la mentira y el engaño.
Con un cuerpo y mente sanos nos mantenemos en buenas condiciones y tenemos una sólida base para vivir con optimismo y alegría cada día.
En fin parte de la re ingeniería vital y espiritual que estoy viviendo y aplicando es la puntualidad, ya no más llegar tarde... estar corriendo y stressarme sin necesidad, a madrugar y acostarme temprano, trabajar ocho horas, tener vida en todo el sentido de la palabra, ir a una obra de teatro, a un cine, descansar los fines de semana, cumplir con mi tesis doctoral, organizar el tiempo y ser disciplinada para vivir mejor mi vida.
